ESCENAS HISTÓRICAS













EPÍLOGO








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"La leprosa"
San Vicente de la Barquera, año 1350.








"La súplica"
Escena imaginaria . La figura de la derecha que extiende la mano  es el Inquisidor Antonio del Corro. Siglo XVI.







Conquista de Sevilla.




Las tropas del Rey Alfonso III mantienen el sitio a Sevilla, en poder de los musulmanes, hacía varios meses. El 14 de Septiembre de 1248 las dos naves mas robustas de la Flota Castellana al mando de Ramón Bonifaz, rompen el puente de barcas que unían aquella ciudad con Triana, cortando así su abastecimiento.
En primer plano, la ruptura del puente de barcas. Abajo a la derecha, el Almirante y el Rey Santo.





Chalupa en el muelle. Finales del Siglo XVI.



La escena contiene un mensaje oculto que paso a describir: Dos chalupas han llegado al muelle de San Vicente. Se aprecia alegría en el encuentro entre los marineros y sus familiares y amigos. El patrón, en proa, dialoga con el anciano que esta pescando. Éste, le cuenta que el Rey Felipe II está preparando una campaña bélica contra Inglaterra y las embarcaciones serán embargadas para participar en ella. En la escena de la izquierda, los hombres del bote están contando esta noticia a la tripulación. El barquito del niño que está a la izquierda del anciano, lleva una bandera con un aspa (recuerda a la enseña de la "Felicísima"). El barquito del otro chico lleva una bandera con una cruz (recuerda la cruz de San Jorge que llevará la flota inglesa).  La caña del pescador "corta" la cabeza del crio de la izquierda, parece un mal presagio. 




La Villa de San Vicente. Siglo XVI. 










COROCOTA, EL ORGENOMESCO, año 25 a. C.
Corocota fue recibido por su padre con un abrazo emocionado; le había hecho llamar 4 meses antes para sumarse a la guerra contra los romanos comandados por Augusto. Se encontraron en la franja de seguridad establecida para impedir los ataques del ejército invasor; desde allí, podían ver la rías de la península y el castro Verasueca, San Vicente de la Barquera, donde se establecía la fortificada población orgenomesca.
Corocota cuenta a su padre que durante el largo viaje, su mujer parió un varón, y que según la tradición, sería el abuelo quien le impusiera nombre. A él le gustaría llamar a su primogénito Laro, como el incansable batallador que vivió 5 generaciones antes.
La mujer de Corocota aprovecha el descanso para amamantar al bebé, mientras observa como se olisquean los lobos domesticados, a los que pusieron en los pescuezos, un collar con clavos que les protegen del ataque de sus parientes salvajes.
Los guerreros de ambos grupos están armados de espadas, arcos, escudos y lanzas, y se visten con gruesas pieles para sobrellevar el frío febrero. Departen sin dejar de vigilar pues, la huestes de Augusto hacían incursiones entre la espesa arboleda, o, temiendo que hubieran seguido a los recién llegados. Corocota presentó a los personajes de cabello rubio, se habían unido al grupo huyendo atemorizados de Augusto, tras conquistar la ciudad lucense, su lugar de nacimiento.

Ángeles Sánchez Gandarillas
26-IV-2013







"El viajero"  Siglo XIV







Los "hijos de la Villa" participaron en numerosos combates navales. En el dibujo el autor a representado el momento previo al enfrentamiento entre "naves gruesas" a la izquierda y galeras.




Luchas en el mar, entre "cocas"  a la izquierda y "chalupas" armadas.





Asalto de una galera, a la derecha a una "nave gruesa".



8 comentarios:

Anónimo dijo...

Batallas de mar y guerra...
Lines

J.R. Lengomín dijo...

Gracias por tu comentario Lines, has captado la esencia del dibujo. Un saludo.

Anónimo dijo...

Amigo José Ramón, ese detallismo del encuentro bélico que, en todos tus dibujos, te caracteriza y distingue, expone con todo lujo de matices el realismo del combate naval; pocas veces se vio en el mundo de la pintura esta perspectiva que, dando un realismo pecualir a la escena, nos aproxima a lo vivido en esos mares. Tus dibujos son el mejor tributo a la gloria de "este ayer" y, guiando tu concentrada y relajada mano,los protagonistas que, dejando la vida entre el salitre con salvor a pólvora, estén donde estén, descansarán varados en los arenales de tus folios... secos y puros.
Javi Balbontín

J.R. Lengomín dijo...

Gracias Javi por tu acertado comentario. "Mis" combates navales se parecen a una batalla campal. Quiero aprovechar para animar a los que visitan mi blog a publicar comentarios.

LINES dijo...

Este nuevo dibujo es una belleza de ambientación histórica y el detalle mínimo.
Dos naves de guerra en un abordaje en toda su esencia y bullicio, tanto los personajes como los buques, están pertrechados para ello. Se ven los extremos de los baos que separan en pisos o compartimentos, que serían las viguetillas de las casas, encima están las esclusas de los remos que salen de un refuerzo o entramado, y el largo espolón para abatir y debilitar la nave en un choque premeditado. Hay guerreros armados de arcos hasta en las cofas y juraría que se oyen los gritos de: ¡Al abordaje mis valientes!; el fragor de la batalla, los golpes de espadas y el sonido de las maderas del tingladillo que crujen sobre ese mar que sostiene los barcos, y huelo el salitre y al sudor de los hombres, la sangre y el fuego; siento los golpes de las mazas y el dolor agudo de una espada atravesando piernas y el silbido de las flechas que golpean contra las velas y el maderamen...
A esas pasarelas se les denominaban cuervos e iban dotadas de garfios que la aseguraban a los dos cascos después de aprisionarlas con los arpeos, que también se distinguen en manos de un marinero y, o, guerrero.
Se pueden ver en detalle los palos de las velas que están amarrados como el mastelero y mastelerillo del palo mayor, una larga escala de gato, la escasez de cordaje, para que no estorbe en la batalla, cada detalle de las velas, las banderolas, los dibujos de los barcos, la forma vikinga que aún perdura, la pluma para descargar el espolón y demás armamento pesado de abordaje...
Estas naves aún no tenían el escobén del ancla, ni escaleras laterales, y se puede observar que hay un agujero en los barcos por donde pasa, precisamente, el cabo del ancla.
Podemos apreciar perfectamente el castillo a rebosar de guerreros y como la nave se inclina hacia el lado de babor por el empuje del espolón y el peso de los hombres que se van hacia ese lado.
Es un auténtico pozo de historia en un dibujo de tamaño A3, que hace de cada detalle algo digno de ver.
Algunos de los datos que aquí refiero, son enseñanzas de J. R. Lengomín y el resto, mis propias investigaciones entre legajos de historia.
¡ENHORABUENA POR ESTE LIBRO DE HISTORIA EN UN SOLO DIBUJO!
Lines

J.R. Lengomín dijo...

Muchas gracias Lines por tu comentario, ameno, detallado y vibrante. Cargado de emoción que a golpe de grito y espada nos introduce en una época mas brutal, mas intensa y mas breve. Es un pequeño relato con su ilustración. Gracias de parte de Esperanza y del dibujante.

Anónimo dijo...

Magnífica representación de la tribu Orgenomesca, dueños del rio Deva. Aquí, magníficamente ataviados, se les ve merodeando en los aledaños de su puerto, Veseiasueca. Siempre estaban en estado de alarma y preparados para el "zafarrancho de combate" contra los Avariginios, asentados por las orillas del Nansa.
Javi Balbontín

Anónimo dijo...

IM-PRESIONANTE. Eres todo un artista, mis felicitaciones, me encanta mirar la historia a traves de tus dibujos